06 septiembre 2011

"¿Cuál es el sentido de la vida?"



¿Cuál es el sentido de la vida? Esta es una pregunta que todos se hacen alguna vez.
Quizás tú sientes que el dinero, el poder, o encontrar a tu pareja puede ser el sentido de tu vida.
O quizás buscas el sentido de tu vida en las opiniones y en la búsqueda de aprobación de tus amigos, tus padres, etc., pero siempre acabas sintiéndote igual: con una sensación interior de desesperanza y vacío.
Pero lo más interesante, es que el sentido de tu vida lo sientes, por primera vez, cuando sufres un gran estremecimiento emocional o está en peligro tu vida.
Es, en esos momentos, cuando todo aparece tan claro como si, después de una tarde con neblina, esta se disipara y apareciera el sol, reluciente, ante tus sorprendidos ojos.
Una de las más interesantes aventuras que se nos presentan en la vida es encontrarle sentido. Si, es correcto, la Vida tiene sentido, pero nos corresponde a cada uno encontrarle el sentido individual que nos permitirá aprovechar al máximo nuestra travesía por este mundo...
Es decir, a cada ser humano le toca encontrar sus propias respuestas, a cada cual le toca descubrir su propia verdad. Lo que es útil para uno puede no tener sentido para otro, y lo que es significativo para este último puede carecer de valor para el primero.
Aunque el hecho de encontrarle sentido a la vida no nos es enseñado en la escuela, es de gran importancia para lograr una vida satisfactoria en todos los sentidos. Pues al vivir una vida sin verdadero sentido, cualquier cosa que se hace carece de significado y no se obtiene ninguna satisfacción real.
La creencia sobre "evitar el dolor y conseguir el placer" está muy difundida en la actualidad como el supuesto principal motivador de la actividad humana.
Esto se entiende si comprendemos que vivimos en un mundo en el cual la población aumenta continuamente, y competir por trabajo, pareja, riqueza y estatus social se considera la norma.
De aceptar lo anterior, en vez de desarrollar nuestros talentos a niveles asombrosos de los cuales somos capaces, preferiríamos estar comparándonos continuamente a otros. Y de hacerlo, difícilmente emprenderíamos las tareas que nos brindarían satisfacción en la vida.
Es un hecho que un porcentaje de las personas que habitan este planeta no saben por qué están vivas, y ni siquiera piensan en ello. Aun así, una vida sin sentido se hace poco llevadera al pasar el tiempo.
Es por eso que muchas personas se encuentran en situaciones no deseadas después de retirarse, que los desempleados se sienten deprimidos, y aun los ricos y famosos se sienten infelices.
Encontrarle sentido a la vida es de vital importancia, pues de otra manera podríamos ser presa fácil de los falsos sentidos. De no ocuparnos en encontrar el sentido de nuestra propia vida, podríamos sentir un vacío en nuestro interior.
En ese caso existiríamos, pero no sabríamos por qué, o para qué. Y esto es algo que nos toca resolver por nuestros propios medios, pues nadie puede decirnos cual es el propósito de nuestra existencia humana, mucho menos como realizar el máximo de nuestro potencial. Para eso tenemos primero que conocernos.
Encontrarle sentido (nuestro sentido) a la vida es una aventura fascinante. Significa creer realmente que nos hemos manifestado y continuamos haciéndolo por un propósito elevado, un propósito que solo nosotros podemos vislumbrar y lograr.
Una vez comprendido esto, dedicarnos a encontrar ese propósito es la elección natural. El camino podría tener altos y bajos, tal vez tengamos que admitir que la causa de nuestra situación actual es haber elegido un substituto barato (algún falso sentido) y haberlo colocado como nuestra principal meta, o deshacer un camino andado para retomar el propio, pero al final las recompensas superan con creces toda la dedicación invertida.
Al reconocer todo esto tomamos consciencia de que el sentido de la vida tiene que ver con asumir la responsabilidad de nuestra vida y lo que ocurre en ella, con convertirnos en creadores de nuestra vida en lugar de ser simples observadores pasivos, y que nos encontramos aquí para un propósito único, que solo nosotros podemos realizar.
Podemos entonces dirigir nuestra vida para manifestar ese propósito en nuestra realidad diaria. Y pensar que algo tan grande podría manifestarse a partir de dos sencillas preguntas: ¿De qué se trata la vida?, y ¿Qué vine a hacer aquí?.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario